¿Sabías que la excesiva e ineficiente iluminación artificial de nuestras ciudades y pueblos, conocida como contaminación lumínica, tiene consecuencias más allá de impedir la observación astronómica? En 2025, se reconoce cada vez más su impacto negativo en los ecosistemas nocturnos (alterando comportamientos de insectos, aves, tortugas marinas), en la salud humana (interfiriendo con los ritmos circadianos y el sueño) y en nuestro patrimonio cultural intangible, al borrar de nuestra vista la Vía Láctea y la inmensidad del cosmos que inspiró a generaciones pasadas.